En los últimos años las movilizaciones feministas han empujado y promovido un cambio epistemológico en la forma de pensar los problemas económicos que aporta y tensiona con la ciencia económica, tanto en su versión ortodoxa como heterodoxa.
Así, la llamada economía feminista, entendida como teoría y práctica política y no solo como campo de discusiones teóricas-académicas, ha revitalizado el debate económico aportando temas, conceptos, herramientas y nuevos imaginarios para confrontar la hegemonía neoliberal. En buena medida esto inicia con una redefinición permanente, desde los así llamados “márgenes” del mundo del trabajo reconocido y registrado, de lo cuenta como trabajo y de quiénes producen riqueza. Esto, de modo consecutivo, permite abrir la pregunta sobre quiénes son las acreedoras de esa misma riqueza una vez que ha sido redefinida.
Nos sostienen las redes feministas